Estaba conduciendo cuando sentí vibrar el móvil en el bolsillo. Lo cogí casi sin pensar, como si mi alma ya supiera que era Margarida.
Era un mensaje corto, directo…
"He hablado con Larissa. Dijo que puedo pasar esta tarde. Sobre las 15h."
Mi corazón dio un salto en el pecho. Respiré hondo, sintiendo un alivio recorrerme. La señal terminó y traté de procesar qué podría hacer hasta entonces, pero entonces mi móvil volvió a sonar con una llamada de mi asistente.
Ok, tenía que volver a la empresa, pero ahora, creo que puedo concentrarme mejor. Porque ahora tenía que aguantar la ansiedad hasta la tarde.
Me dije a mí mismo que no iba a interferir, ¿no? Que iba a dejar que todo sucediera de forma natural.
Pero, joder… era Larissa.
Después de comer y de dos reuniones, una de ellas de emergencia, cogí el móvil impaciente… eran las 14:30.
Abrí la conversación con Margarida. Mis dedos flotaron sobre el teclado unos segundos antes de escribir:
"¿Vienes directamente de tu casa o pasas por aquí an