Respiré profundo mientras terminaba los últimos detalles del diseño del nuevo proyecto de crema para la piel. Había trabajado incansablemente para garantizar que cada aspecto del producto fuera perfecto, desde el empaque hasta la identidad visual de la marca.

Finalmente satisfecha con el resultado, me levanté y fui hasta la oficina del Sr. Oliveira.

—Ah, Larissa, qué bueno que estás aquí. —dijo el Sr. Oliveira con una sonrisa falsa en el rostro—. ¿El proyecto está listo?

Asentí con confianza.

—Sí, Sr. Oliveira. Estoy lista para presentar el diseño final.

El Sr. Oliveira asintió y se levantó, indicando que lo siguiera hasta el estudio de Alessandro, donde se haría la evaluación final.

Al entrar a la sala, me topé con Alessandro sentado detrás de su escritorio, al lado de un hombre alto y bien vestido que reconocí inmediatamente como Diogo, su mejor amigo.

Sentí una ola de incomodidad al verlo ahí, sabiendo que su presencia solo complicaría las cosas.

—Buenas tardes, Alessandro.