Ava Davis.
—¿Es esto lo que deseas?
Mi padre, el Alfa Edwards Hills, se encuentra parado enfrente de mí,mientras le doy uso a la caminadora que compré para ejercitarme en casa.
Su mirada intensa escanea cada uno de mis gestos,no puede ocultar su preocupación.
La intensidad de su expresión me obliga a responder.
—No voy a descansar hasta que esos lobos intrigantes me la paguen. —No detengo mi rutina de ejercicios.
Debo confesar que encuentro un extraño consuelo en esta rabia acumulada hacia Liam,su padre y los Davis.
Mientras el sudor recorre mis sienes por el esfuerzo físico de la caminadora, cada paso me ayuda a pensar en una forma de iniciar mi camino en busca de justicia.
—Ava, esto debe detenerse ya —dice papá, con voz grave, invocando su autoridad de Alfa—. Los Jones han hecho demasiados daños en nuestra familia y en ti misma. Debo romper la sociedad con ellos y listo,en cuanto a los Davis. Me los dejas a mí.
Mis piernas continúan movimiento en el aparato de ejercicios, a un