Ava Davis .
A medida que los segundos transcurrían en la habitación del hospital, la incomodidad comenzó a agravar mi ansiedad.
“Que no me pregunte nada,soy capaz de volver a llorar.”, pensé mientras él me hacía compañía.
El silencio entre Brad y yo me pareció ensordecedor mientras esperaba los resultados de mis análisis.
Me entretuve viendo las luces brillantes del techo,ansiaba estar en mi casa,acostada en mi cama.
De vez en cuando sentía algo de vértigo .Todo lo que había pasado se sentía como un remolino que amenazaba con tragárselo todo.
Finalmente, otro médico entró con una expresión neutral que sólo intensificó mi miedo.
—¿Cómo se siente señora Jones?
—Davis,mi apellido es Davis y tengo algo de mareo.
El médico se acercó y me revisó la pupila de los ojos con una linterna.
Ausculto mi corazón y luego me tomó la presión arterial.
Algo desconcertado
habló con Brad aparte y le enseñó los análisis para luego salir de la habitación.
“¿Cuánto tiempo me queda de vida?”, fue lo qu