83. En la espera
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Kristal
Tengo casi seis años, y sé que mi mente funciona diferente.
No soy como los demás niños de la manada.
Ellos leen cuentos de dragones y hadas...
Yo leo libros de física.
Y me gustan.
Me gusta entender cómo funcionan las cosas, cómo late el universo.
Mi mamá dice que soy superdotada. Que papá y ella me hicieron con mucho amor, y que por eso soy especial.
No sé si sea cierto, pero me gusta pensar que sí.
Corrí por el pasillo, descalza, sintiendo el suelo frío bajo mis pies. Llegué al cuarto de papá y arrastré un taburete hasta su cama para poder alcanzarlo. Me subí con cuidado, sin hacer ruido, como mamá me había enseñado cuando alguien necesita sanar.
Me incliné sobre él, revisándolo como había visto hacer a los médicos. Sobre todo, su herida, la que había puesto en peligro su vida.
Estaba sanando.
Más lento de lo que debería, considerando su sangre de lobo… pero era mejor de lo que había avanzado en los últimos días. Especialmente desde que mamá le donó de su propia sangre.