67. Pequeños pasos hacia la familia
Lyra se apresuró junto a su hermano, pegando su nariz al vidrio con idéntica fascinación. Su aliento empañó el cristal, obligándola a limpiarlo con la manga para poder seguir observando.
—¡Es como una cosa de otro mundo! —exclamó la niña, girándose hacia los adultos con expresión maravillada—. ¿Qué es eso?
Malcolm, visiblemente agradecido por el cambio de tema, se acercó a los niños con una sonrisa genuina que suavizaba sus facciones habitualmente serias. Se detuvo junto a ellos, colocando una mano sobre el hombro de cada mellizo con naturalidad, gesto que sorprendió incluso a él mismo y a los mismos niños.
—Es un deslizador de aerolita —explicó, señalando hacia el exterior donde el aparato permanecía estacionado—. Es como una carreta sin ruedas, pero vuela por el aire en lugar de andar por tierra.
—¡¿Vuela?! —preguntaron los mellizos al unísono, intercambiando miradas de asombro y emoción. Sus ojos grises, tan similares a los de Malcolm, brillaban repletos de emoción.
Era completament