44. En la tierra de los poderosos
Conforme avanzaban, los ojos de Josephine, Lyra y Zacary absorbían cada detalle del puerto donde habían descendido. Era un verdadero espectáculo de ingeniería y belleza: dirigibles de diversos tamaños y colores poblaban el cielo, algunos aterrizando con gracia, otros elevándose hacia otros destinos, quizás las otras islas de los Dominios Elevados. A pesar de ser un puerto, el área resplandecía con pisos de piedra pulida que brillaban bajo el sol, árboles ornamentales estratégicamente dispuestos ofrecían sombras refrescantes, y en el ambiente se sentía toda esa actividad constante.
Josephine notó que la mayoría de los transeúntes eran notablemente altos y atractivos, probablemente hombres lobo Alfa nobles, por su porte y movimientos. Entre ellos caminaban druidas con túnicas que ondeaban al viento: algunos en rojo intenso, otros en verde bosque, y varios en azul profundo. Estaban en la tierra de los poderosos, y se notaba en cada detalle que vieran.
Las mujeres lucían vestidos elegantes