222. La felicidad que le teme al cambio
Mientras Malcolm regresaba de la mina con Logan y River, en el vivero que Josephine había establecido en los niveles subterráneos de su torre residencial, la esposa del señor Fletcher trabajaba en uno de los proyectos de cultivo experimental que habían comenzado a proporcionarle tanto satisfacción personal como beneficios comerciales importantes.
A los treinta y nueve años, Josephine había florecido de maneras que habrían sido imposibles de imaginar durante sus años de lucha. Su cabello rubio, a pesar de todo, no tenía ni una sola cana, y lo llevaba típicamente trenzado de manera práctica que le permitía trabajar cómodamente con plantas y tierra. Sus manos, callosas por años de trabajo manual, se movían con la confianza de alguien que había dominado su oficio a la perfección.
El vivero que había creado era una maravilla de innovación druídica aplicada a agricultura comercial. Utilizando técnicas que combinaban la magia natural que había perfeccionado durante años con métodos avanzados