108. La visita inesperada
Derrick entrecerró los ojos, olfateando sutilmente el aire alrededor de Josephine. Ella se tensó, pero mantuvo su postura.
—Es extraño —comentó él—. Lord McTavish nunca mencionó haber contratado a nadie nuevo, y menos una mujer humana —dijo, viéndola de pies a cabeza.
—El lord no tiene por qué informar a todos sus sirvientes sobre cada decisión que toma —replicó Josephine con un tono ligeramente altivo, esperando que la arrogancia disimulara su nerviosismo—. Yo solo sigo órdenes. Me paga bien por mantener este lugar limpio y en orden, solo soy una sirvienta.
Notando que el hombre seguía observando su vestido, que claramente era de mejor calidad que el de una simple cuidadora o sirvienta, Josephine añadió:
—El vestido es un regalo del lord —explicó—. Dijo que no podía tener a alguien representando su casa del bosque vestida con harapos, especialmente en un lugar donde podría recibir invitados importantes de forma privada. Ya sabe cómo son los nobles con las apariencias…
Esta explicació