107. Instintos de protección
—Bien, niños —comenzó a decir Josephine, girándose hacia sus niños con una sonrisa decidida—. Antes de salir a jugar al bosque como siempre hacen, tenemos trabajo que hacer.
—¿Trabajo? —preguntó Lyra, arrugando su naricita—. ¿Qué tipo de trabajo?
—Sus lecciones, por supuesto —respondió Josephine, empujándolos suavemente hacia el interior de la casa, porque si ellos pretendían salirse de sus deberes, estaban muy equivocados—. Como siempre les digo, su instrucción de Druidas sigue siento muy importante para mi y no se desharán de ella tan fácilmente.
Al oír eso, Zacary soltó un gruñido de protesta mientras Lyra ponía los ojos en blanco.
—Pero mamá, ya sabemos leer y escribir y sabemos todo lo básico de las cosas druídicas —argumentó Zacary—. Y podemos hacer cálculos complicados de matemáticas y todo lo demás. ¿Para qué necesitamos más lecciones?
—Porque el conocimiento nunca es suficiente ¿Sabían que los archidruidas estudian siempre, todo el tiempo? —respondió Josephine con firmeza, ce