Capítulo 18

No tuve más remedio que llamar a Clavka, quien acudió en el acto tras aquella inesperada emergencia. 

— ¡No puede ser! —Dijo, tras tomarle el pulso.

— ¿Qué es lo que no puede ser?

— A Doniv la drogaron fuera de casa.

— ¿La drogaron? ¿Con qué?

Clavka me miró como si yo fuese el imbécil más grande de la historia universal pese a que era primera vez que nos veíamos en persona.

— ¿Qué pasa? —Pregunté.

— Píldoras rojas. ¿Te suenan?

— ¿Que tienen de malo las píldoras rojas?

— Las píldoras rojas se las dan a las chicas débiles para que se deshiniban. Para peor Doniv se pone extremadamente caliente cuando beb

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