Capítulo 92. Brillo desesperado.
El tirón que recibió Royce lo arrancó del suelo, su cuerpo se estrelló contra la mesa con tal fuerza que las astillas se clavaron en su piel cuando cedió. Johan lo sostuvo allí, inmóvil, como si lo crucificara con la pura presión de su brazo, pero enseguida una botella se le ensartó en la cuenca vacía de su ojo.
Un rugido desgarrador brotó de su garganta. No había palabras que valieran para explicar, no había rescate de su ataque, no había salvación con él. Solo la brutalidad de un hombre que arrancaba vidas como si fueran nada. El suelo quedó pintado de rojo. Los Korvax, los que quedaban de pie, se congelaron un instante, comprendiendo demasiado tarde que no se enfrentaban a un enemigo común, sino a un grupo de seres imposible de contener. Loa cuáles se abalanzaron sobre ella preguntando donde estaba ella. Uno no quiso contestar y el cuchillo lo atravesó de la garganta, antes de usar los dedos para terminar de arrancarla.
—¿Dónde?— preguntó Johan soltando la tráquea del hombre que ca