Capítulo 206. Peleando contra lo inevitable.
Al llegar a la puerta, la enfermera la abrió con cuidado, como si incluso el ruido de la bisagra pudiera quebrar algo más en ella. Aunque era mentira. Lo que podían romper de su cuerpo o espíritu ya contaba con las fisuras suficientes para no tener reparo alguno. La habitación estaba en penumbra, solo iluminada por monitores. Y ahí, en la camilla central, estaba Gillia. Giulietta se quedó petrificada al ver el estado de su pequeña. Demasiado pequeña para esa cama. Demasiado delgada para ser la misma niña que meses atrás se reunía con sus amigas en el jardín. Su piel era casi transparente, el tono cenizo se mezclaba con el resto de hematomas, heridas cicatrizadas por la fuerza, punciones repetidas… demasiadas.
La máquina respiratoria exhalaba por ella. El monitor trazaba una línea irregular, débil, como si su corazón dudara en cada latido. Richard sintió el golpe salvaje. No en el pecho. Más profundo. Como si le arrancaran algo desde las vértebras.
El cuerpo de su hija parecía reducido