Capítulo 128. Hálito de vida.
Zapatos resonaron cuando la puerta se abrió casi veinticuatro horas después del acontecimiento que aún llenaba los diarios por cada estado. El bolso crossbody cayó cerca de la cama haciendo que Vito elevara el rostro para ver la chica con falda gris con la abertura en la pierna izquierda, antes de verle el rostro, apenas un segundo.
—¡Me voy a casar!— Salomé no dudó en levantar su mano hacia Vito, quien estaba con un destornillador arreglando su mesa, antes de que su amiga se lanzara sobre él, haciéndolo caer de espaldas. —¡¿Lo puedes creer, Vito?! ¡Me voy a casar!
Manoteaba y gritaba, sin importarle perder la compostura en ese instante, ni si los veían tirados en el suelo. Con ella celebrando con él, cuando se suponía que sólo iba a recogerlo.
Su amigo, al poder contenerla, le atrapó la mano para ver el diamante de cerca, aún tirados en el piso.
—Este sí se mira sin lupa— se burló haciendo que Salomé se levantara del piso, ayudándolo, solo para volver a abrazarlo cuando él le indic