Capítulo 12. Señorita Fierro equivocada.
—No veo el caso de tener que esperar que esperar— murmuró Salomé al recibir sus fresas con crema.
—Porque mi tío dijo que debes hacerlo— respondió Zadye con obviedad mientras su prima comía haciendo gestos y sonidos poco propios. —Te esperé durante 3 horas, espero al menos, recibir lo mismo.
—No me “esperabas” a mí— formó las comillas con sus dedos. —Lo esperabas a él. No me vengas con manipulación, porque no te va a funcionar.
—A veces eres tan… —Zadye dejó la frase en el aire, como quien no quiere decir lo evidente— tú.
—Gracias. Ser yo es un privilegio que pocos toleran —respondió Salomé con una sonrisa cargada de malicia mientras dejaba la cucharilla sobre el plato, justo después de lamerla con lentitud.
—Lo que es fascinante es que Julian siga tolerándote.
—¿Tolerándome? —Salomé rió como si acabara de escuchar una teoría absurda—. Julian no me tolera. Julian me estudia. Me decodifica. Se maravilla de mi existencia.
—Estás enamorada.
—Estoy endeudada —le corrigió mientras tomaba