Capítulo 107. Su pelea.
«La vida golpea duro, aunque, mientras podamos levantarnos aún no nos gana». Salomé evocó palabras que el señor Otoniel solía decir regularmente. Porque necesitaba más que nunca motivación.
Imaginó el inicio de su entrenamiento rudo, pero golpeó pared con esa definición. Eso había sido cruel.
Sobre todo por el tipo que no conocía la definición de piedad, tiempo fuera o incluso de respirar. Sus músculos dolían como nunca creyó que lo harían cuando cayó sobre la arena.
De rodillas y temblando no podía siquiera adivinar en cuál músculo dolía más. Su corazón saltaba de su lugar, su vista vibraba y se oscurecía y su camisa estaba bañada de sudor.
¿De verdad deseaba eso? ¿Todo ese dolor? ¿todo ese desgaste físico?
No tenía respuesta. De lo único que tenía una certeza era que no había pensado todo el día. No tuvo tiempo. Hasta ese momento.
Había corrido no sabía cuanto tiempo. Incluso en el agua, donde tropezó innumerables veces. Trepó los troncos secos que le dejaron ardiendo la piel. E