—¿En qué puedo ayudar?—.
—Mamá, Audra tiene todo bajo control, siéntense a desayunar—.
En ese momento, también entraron Carlos y Leonardo.
—Familia—. Dice Carlos a modo de saludo. —Es de madrugada para mí ¿Qué hay para desayunar?—.
—Vengan, les serviré ¿Ignacio no se ha despertado todavía?—. Eleonor se acercó a la mesa y se puso a servirles a sus hijos—.
—Fue a buscar a su amiga Lisa, salió temprano, ya tienen que venir de camino—. Habló Leonardo esta vez—.
—Cuando terminen, salgan a poner la mesa en el jardín, por favor— Eleonor le pasó el plato más abundante a su hijo menor ya que siempre comía por cinco, no sabía a donde se le iba tanta comida, desde siempre fue así y no engordaba nada—.
—Sirenaaaa, Sirenaaaa—.
Alan irrumpe en la cocina con unas pequeñas florecillas en su manita, se detiene frente a Audra y con una sonrisa amplia y contagiosa en sus labios, se las entrega.
—¿Son para mí?—.
—Sii—.
—Muchas gracias, cariño— Se arrodilla para estar a su nivel y toma las flores, le da u