—¿Qué es lo que quiere?—.
—No es nuestro problema lo que quiera o deje de querer, pase todo el día pensando en ti y no quiero que sus intenciones sean cuales sean estropeen lo que tenemos— Ella baja el tono de su voz un poco. —No quiero ni deseo a otro hombre que no seas tú—.
Pasa tanto tiempo callado, que ella piensa que no le cree, después de un buen rato lo siente relajarse.
Se detiene a un lado del camino, retira su cinturón de seguridad y el de ella y la sienta en sus piernas, la besa apasionadamente, desabotona su camisa y le desabrocha el sujetador para acariciar sus sen*s a su antojo.
—Todo esto es mío— Dice con la voz ronca.
—Soy toda tuya, Alexander—.
Se miran en los ojos del otro por un breve instante antes de volver a besarse, él fue el primero en romper el contacto.
—Vámonos o nos detendrán a los dos—.
—Ahora soy una mala influencia, que bien—.
—Jajaja—.
Llegaron al apartamento, después de ducharse Audra hizo la cena, él había elegido varías películas y se pusieron a verl