No sé en qué nuevo problema se haya metido Liah, pero es evidente que es grave si hay delincuentes, secuestros y toda una comitiva con ella.
Lo último que me imaginé era estar frente a él y en su casa, que era… nada de lujo, típico del sur pero muy limpia. Nos sentamos mientras los escucho hablar y yo solo me preguntaba:
¿Qué rayos hace ayudándola? ¿quieren que lo maten?
—No entiendo. Se supone que iba a hacer el trato y regresaba. De eso, hace unas horas, y Luis la dejó en casa. —Mencionó Carlos.
—Sí. Pero tenía que cerciorarme de algo y no esperé encontrarla a ella secuestrada —responde Liah mirándome.
—¿Cómo que secuestrada? ¿Me quiere decir qué sucedió?
Carlos nos entrega un par de tazas de café. No pude evitar notar que, en vez de echarle azúcar como al de Liah, le agregó dos cucharadas de miel.
Increíble que aún se acuerde de cómo me gusta. Observo a Liah y tiene su mirada en mí. Es cuando me doy cuenta de que sonreía como una tonta.
—Visite la casa de Twin Ju — ¿Quién será ese?