Anne reaccionó a tiempo, cuando dejó de ser víctima de sus sensaciones, el rencor volvió a golpearla, se alejó, empujándolo con fuerza y abofeteó su rostro con fuerza.
Él la miró impactado, no podía creerlo, Felipe sintió angustia.
—¿Qué te crees? ¿Con qué derecho me besas? Y para que lo sepas bien, Felipe, un minuto de mi nuevo amor, vale más que todo el tiempo que he estado contigo.
Anne lo empujó, dejándolo ahí, Felipe no fue capaz de ir tras ella, se sintió vencido.
Anne caminó sin rumbo, hasta poder pensar, estaba confusa, llorosa, sabía que odiaba a Felipe por el pasado, pero no podía entregarse a Daniel, no de esa forma en que él quería.
«A veces ni yo misma me reconozco. Estoy tan herida, nadie puede entenderme.
Si ahora mismo me entregará a Daniel, sería como entregarle algo vacío, porque no lo amo. No puedo fingir lo que no siento, mi corazón se cerró hace tanto tiempo, cuando padecí por él.
Felipe es como una sombra ante mi libertad, sin importar cuánto quiera olvida