Oliver no tardó en notar que el hombre al que seguía no tenía ni el más mínimo sentido de precaución. Caminaba con seguridad, sin mirar atrás ni cambiar de ritmo, como si creyera que su presencia pasaba desapercibida entre las sombras.
Esa confianza no era la de alguien acostumbrado a esconderse, sino la de un tipo que jamás se ha sentido observado, que cree tener el mundo bajo control… o que no imagina estar metido en algo turbio.
Lo siguió a distancia, manteniéndose tras farolas apagadas, automóviles estacionados y entradas de edificios. El sujeto caminó unas cinco cuadras antes de detenerse frente a un edificio de oficinas de aspecto moderno, aunque lejos del lujo al que Lisandro solía acceder.
Era una estructura de cinco pisos, con fachada de vidrio oscurecido y un cartel en letras metálicas que apenas relucía con la escasa iluminación: Nexus Solutions.
Oliver se detuvo al otro lado de la calle, estaba camuflado tras un árbol, observaba cada movimiento del hombre. Este usó una tar