—¡Lo siento!
—Disculpa—
Ambos hablaron al mismo tiempo y retrocedieron simultáneamente. Sus miradas se encontraron, y además de la incomodidad, había un ligero aire de atracción desarrollándose entre ellos.
Lucía: —Tú...
Daniel: —Yo...
—Profesor, ¿por qué no habla usted primero?
Daniel bajó la mirada, como si estuviera reflexionando o debatiéndose internamente. Al levantar la cabeza, parecía haber tomado algún tipo de decisión: —Lucía, en realidad yo—
—¿Ves? Ya quedó perfecto —la voz despreocupada del artesano interrumpió el momento.
Lucía, quien estaba completamente sonrojada, se sintió aliviada al escucharlo y rápidamente volteó hacia él.
—¿Tan rápido?
Artesano: —Qué puedo decir, soy excelente en lo que hago.
Mientras hablaba, le extendió la figura de arcilla. Lucía apenas lo miró y no pudo evitar que la comisura de sus labios temblara. Como era de esperarse, no debía tener ninguna expectativa. Las figuras anteriores, aunque tenían rasgos borrosos, al menos tenían rostros reconocible