El hijo mayor heredó el negocio familiar, el segundo era un abogado prestigioso y el menor se dedicaba a la investigación científica.
—¿Pasó algo cuando fuiste a ver a Daniel esta tarde?
Elena frunció el ceño, pronunciando cada palabra: —Está actuando raro.
—¿Raro en qué sentido?
—¡Cuando fui a llevarle comida hoy, me pidió dos porciones! ¡¿Te das cuenta?! ¡DOS porciones!
Ricardo no entendía el problema: —¿Y qué tiene de malo?
—¡Mi intuición me dice que nuestro hijo debe tener novia!
¿Por qué más pediría dos porciones?
Ricardo, que esperaba una noticia más explosiva, respondió: —¿Tanto escándalo por una porción extra? Quizás planea comer dos veces, o llevarle a algún amigo. Estás exagerando —mientras hablaba, se sirvió una taza de té que primero olió y luego saboreó, su actitud relajada contrastaba notablemente con el estado ansioso de Elena.
—Conoces su personalidad, solo vive para sus experimentos y sus datos. Ya es difícil conseguir que venga a casa a comer, ¿cuándo tendría tiempo p