Boris tuvo un destello en la mirada y dudó sin decir nada. Al ver que todos defendían a Lucía, Lisa se enfureció, aunque intentó no demostrarlo y se esforzó por contenerse:

—Uno puede conocer la cara de alguien, pero no su corazón. ¿Quién sabe realmente cómo es ella? ¿Y si todo es una actuación?

—Ayer por la mañana cuando revisé, los datos estaban bien, hoy han desaparecido. Recuerdo que ayer por la tarde, Jenny y Roberto se fueron primero, luego Boris y yo nos fuimos poco después, quedándose solo Lucía y el profesor Medina.

—El profesor Medina no tiene motivos para hacer algo así, ¡así que solo pudo ser Lucía!

El razonamiento de Lisa sonaba lógico a primera vista, pero Lucía detectó un fallo y miró a Lisa, pronunciando cada palabra con claridad:

—Dices que revisaste los datos ayer por la mañana, pero ¿los comprobaste antes de irte?

—¡Por supuesto! ¡Los datos estaban ahí!

—¿Estás segura?

—¡Claro que estoy segura! ¿Qué insinúas? ¿Que te estoy acusando falsamente?

Lucía respondió con cal