Ella había cambiado, y naturalmente las cosas de antes ya no estaban a su altura.
—Estas cosas... revisen si hay algo que les pueda servir. Si quieren algo, llévenlo. Si no, por favor ayúdenme a tirarlo —dijo.
—¿Qué? ¿No vas a quedarte con nada?
—No.
Sus compañeras de cuarto suspiraron resignadas.
Sofía fue a los dormitorios, no tomó nada, y al salir del campus llamó directamente al chofer para que viniera a recogerla.
Bajo las miradas sorprendidas, admiradas, envidiosas y especulativas de los demás, se sentó tranquilamente en el asiento trasero y partió con elegancia.
Esa noche, Sofía descubrió que Mateo, sorprendentemente, había vuelto a casa.
Se acercó a él sonriendo —Mateo, tengo buenas noticias. Hoy presenté mi solicitud de baja en la universidad. De ahora en adelante podré dedicarme por completo a cuidarte a ti y a nuestro bebé.
Mateo acababa de terminar una reunión de negocios. La empresa tenía algunas dificultades con un proyecto de licitación en curso.
Apenas había logrado res