Capítulo 14
—Lo siento, no puedo quedarme a cenar. Tengo cosas que hacer, pero quedemos otro día, — respondió Lucía con una sonrisa amable, rechazando a Diego sin ofenderlo. Diego notó que llevaba una caja de joyería exclusiva, así que parecía que realmente tenía asuntos pendientes. Asintió, pero antes de que pudiera decir algo más, Lucía ya se había ido, pasando junto a Mateo sin siquiera mirarlo.

De repente, el ambiente se tensó. Diego miró de reojo a Mateo y trató de suavizar la situación:

—Eh... Mateo, quizás Lucía no te vio. No te lo tomes a mal...

El comentario de Diego solo empeoró el humor de Mateo. Diego tosió incómodo y no se atrevió a decir más. Aunque pensó para sí:

—¡Vaya, Lucía sí que se ha puesto firme esta vez!

—Señor, ¿va a comprar algo?— preguntó la dependienta.

Mateo levantó la mirada fríamente:

—Por supuesto. Deme lo más caro que tenga.

Si ella no lo apreciaba, seguro que alguien más sí lo haría.

La fiesta era en una mansión. Cuando Lucía llegó, ya había bastante gente. Algu
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