**KLAUS**
Mis manos, que antes acariciaban su rostro con ternura, ahora recorrían su espalda con avidez, deslizando la tela de su vestido, buscando la calidez de su piel. Sentía su respiración agitada contra mi cuello, el latido acelerado de su corazón. Era una sinfonía de deseo que resonaba en mis oídos, una melodía hipnótica que me arrastraba hacia un abismo de placer. Con cada beso, con cada caricia, la distancia entre nosotros se acortaba, la barrera entre la razón y la pasión se desvanecía.
Mordisqueé suavemente su labio inferior, sintiendo cómo un escalofrío recorría su cuerpo. Ella cerró los ojos, entregándose por completo a mis besos, a mi tacto, a mi dominio. En ese instante, no existía nada más, solo nosotros dos, atrapados en una burbuja de deseo, a punto de explotar. El aire se volvía denso, cargado de una electricidad palpable, anticipando el momento en que nuestros cuerpos se fundirían en uno solo. —Eres mi esposa, esto será más seguido. —susurre en su oído.
Me obligué