Mundo ficciónIniciar sesión—Mi amor, tienes que estar tranquilo, no te agites —Rubí estaba en el cuarto con Sebastián, él la miraba fijamente—. Todo va a estar bien, tu mamá dice que en un par de días te vas a casa, allí te cuidaremos, los ejercicios que te hacen acá, tendremos que hacerlos allá, yo te ayudaré, estaré todo el tiempo contigo.
Rubí se acercó y le dio un beso en la frente a Sebastián.
—Te amo, mi amor, siempre voy a estar a tu lado, no dejaré que nada nos separe.
Sebastián cerró los ojos, ella no era la mujer que amaba, a pesar de estar siempre con él, incondicional en su amor, no podía amarla, su único amor era Sarah y la había perdido para siempre.
—Te traje un café —dijo Lidia a Rubí, entrando al cuarto.
—Gracias —contestó ésta, recibiendo







