—¿Qué pasó con Sarah? —Álvaro fue a su casa a dormir, estaba cansado, pero allí lo esperaba Rosa, preocupada por la partida tan abrupta de la joven.

—Nada.

—Vamos, Álvaro, vino la señora Lidia a hablar con ella y ¿se va de la casa?

—Yo la eché —contestó lacónico.

—¿Qué?

—Eso, Rosa, yo le pedí que se fuera de esta casa.

-—¿Por qué hiciste eso?

—Porque ya no quiero estar con ella.

—Eso es mentira.

—No, no lo es, yo la eché de esta casa.

—Álvaro…—Rosa se sorprendió— ¿Por qué hiciste eso?

—Estará mejor sin mí, yo no logro olvidarme de Viviana, sería hacerle daño a Sarah si sigo con ella mientras recuerdo cada día y cada noche a mi