Mundo ficciónIniciar sesiónA la salida de Tribunales, Diego y Nicolás esperaban Sarah y a Álvaro. Ella se acercó a ellos, aún tenía el rostro congestionado. Ambos se acercaron a ella y la abrazaron fraternalmente.
—¿Por qué lo hicieron? —Preguntó ella abrazada entre sus dos amigos.
—No podíamos permitir que pagaras por nuestras decisiones —contestó Nicolás con gesto culpable—, mentir es un delito grave que se paga con… No, princesa, no podía dejar que te hundieran —la apretó contra su pecho protectoramente.
—Gracias.
—Gracias a ti —dijo David ahora—. Otra en tu caso se hubiese salvado a cualquier costo.
—No iba a hacer eso. Ustedes confiaron en mí y no los podía defraudar.
—Eres demasiado leal. Es algo que mi hermano nunca comprendió.
—No importa —contestó







