Capítulo 33

Escuchó un suave golpe en la puerta principal. Con cuidado de no despertar a Laila, se levantó y fue a abrir. Isabella estaba del otro lado con una bandeja en mano.

—Isabella —saludó—. ¿Cuándo llegaste?

Se hizo a un lado para dejarla pasar.

—Hace unos minutos. Vine tan pronto me enteré. —Ella dejó la bandeja en la pequeña mesa de la sala y se acercó a abrazarla—. Tu mamá me mandó tu almuerzo, dijo que no comiste nada aún —continuó dando un paso atrás.

Su amiga fue hasta uno de los asientos. Se sentó y destapó el plato de comida.

—No tengo mucha hambre.

—Matarte de hambre no ayudará a nadie, por el contrario, te enfermarás y Fabrizio nunca nos dejará escuchar el final si eso sucede.

Sonrió con melancolía. Su amiga estaba en lo cierto.

Se sentó en el otro sofá vacío y tomó su plato.

—¿Laila? —preguntó Isabella.

—Se quedó dormida.

Terminó de comer mientras Isabella hablaba sobre cosas sin mucha relevancia. Era bueno tenerla allí para distraerla. Lo menos que necesitaba en ese momento era
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