Capítulo 1 - 3

Parte 3...

Empezó a desarrollar la idea en su cabeza y, antes de que se le olvidara, sacó su smartphone y anotó lo que debía recordar más tarde. Todo lo que tenía que hacer era desarrollar ese pensamiento.

Entonces sería más fácil elaborar un acuerdo para el posible candidato. Sus abogados se encargarían de la parte legal y un equipo de médicos realizaría las pruebas necesarias para asegurarse de que la elegida era fértil y no tenía problemas de salud.

Lo más importante en este contrato sería el tiempo que duraría este matrimonio y tener la custodia total del niño tras la separación. Tendría que tener mucho cuidado de no dejar ningún cabo suelto.

Transcurrido el plazo, la mujer podía marcharse, siempre que el niño se quedara con él, sin derecho siquiera a visitas, para no influir en su hijo o hija. Todo debería estar muy detallado.

Como así funcionaban las cosas, entonces bailaba según la música. Sin dramas, sin tonterías, todo sobre el papel y según sus deseos.

Pagarlo no sería ningún problema. Empezaría en cuanto volviera a casa. No tenía mucho tiempo que perder. Sus abuelos no iban a ser más jóvenes y él quería que tuvieran un poco de la felicidad que tanto pedían.

En cualquier caso, algún día tendría que tener un hijo, alguien que heredara todo lo que ha conquistado y continuara. Así que si tuviera un hijo dentro de un contrato sería mucho más fácil. Podía criar a su hijo dentro de los valores que había recibido de sus abuelos.

Podría tenerlo todo organizado. Eso fue todo. Lo haría por él y más aún por sus queridos ancianos. Sonrió mirando a los dos.

** ** ** ** ** ** ** **

Aline estaba fregando los platos cuando oyó que un coche tocaba insistentemente la bocina en el piso de abajo.

Ella se acercó a la ventana y vio a su hermana Alana saliendo de un coche negro. No sabía nada de coches, pero se daba cuenta de que era caro. Fue un alivio después de su desaparición volver a verla aparecer por casa después de tanto tiempo.

Dejó caer el paño de cocina y bajó corriendo las escaleras hasta la planta baja. Su pelo rojo oscuro caía sobre sus ojos castaños muy claros.

— Ouch - ella gimió al golpearse el codo contra la barandilla de madera. Su blanquísima piel no tardó en enrojecer en el lugar del golpe. Se irritó y fue a abrirle la puerta a su hermana — ¿Dónde demonios has estado, Alana? Desapareciste durante varias semanas, llegué a pensar que habías muerto -soltó, molesta.

Alana entró riendo y la abrazó, tirándole del pelo.

— ¡Vaya! Esto me hace pensar que me quieres, hermanita.

— Lo siento Alana, pero he llamado a varios sitios a los que sueles ir y nadie sabía dónde estabas. Podrías haberme llamado. Estaba preocupada. No puedes hacer eso. Mamá también estaba preocupada, pobrecita.

— No funcionó, Aline. Se me cayó el iPhone y se rompió - ella hizo una mueca — Tuve que comprarme otro, pero cambié el número porque estaba enfadada y acabé tirándolo al río.

— ¡Qué exageración, lo sé!

Alana frunció el ceño y puso los ojos en blanco.

— Ya sabes cómo soy, Aline. Además, estaba muy ocupado y no quería llamar hasta haber resuelto algunos asuntos allí. Cosas complicadas. Tuve que priorizar algunas cosas, así que olvidé llamar.

Aline se quedó mirando a su hermana sin entender nada. Desde que eran muy pequeñas fue así. Eran gemelas idénticas, pero eso era lo único que tenían en común, su aspecto físico. La diferencia de personalidades y carácter era grande entre ellas. 

Aline siempre fue tranquila, delicada, organizada y cariñosa. Alana era todo lo contrario. Ambiciosa, desordenada y egoísta. A Aline le gustaba mucho su pelo rubio, pero siempre se lo cortaba a la altura de los hombros, porque era más práctico y si estaba haciendo algún trabajo se lo dejaba recogido en una pequeña coletita, como ahora. Su hermana lo mantenía largo hasta la cintura. Siempre le había gustado lucir su cabello, que, según ella, era una de sus fuentes de seducción.

Todo en ellos era diferente. Algunos llegaron a decir que si no fueran gemelas, ni siquiera serían hermanas.

Alana siempre se creyó superior y le gustaba todo lo que representara riqueza y poder. Se gastaba lo que podía y lo que no tenía en ropa y zapatos de diseño para ser codiciada por los hombres ricos. Siempre quiso que la vieran como una mujer de gustos caros y procuraba ir a los sitios donde estaba la gente con más medios económicos.

Aline era un poco tímida y se avergonzaba cuando la gente la confundía con su hermana y quería aprovecharse de ella por el comportamiento demasiado suelto de Alana. No era cerrada, le gustaba hacer amigos, pero cuando la confundían era molesto. Y la mayoría de las veces los hombres acudían a ella con terceras intenciones, pensando que era Alana.

Después de entrar y tirar sus cosas en el sofá, Alana fue a la cocina y abrió la nevera en busca de algo de comer. Rebuscó en los tarros de comida congelada y sacó dos. Dijo que tenía hambre.

— Caliéntame esto - lo dejó en la encimera del fregadero y ni siquiera pidió por favor — ¿Dónde está mamá?

— Aún no ha llegado. Me adelanté para acelerar las cosas. ¿Y tú? ¿De verdad conseguiste trabajo?

— Sí - ella dije con otra sonrisa.

— ¿Está bien pagado?

— Ohh... Y cómo se paga - sonrió más — ¿Cómo está mamá?

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo