Michael llegó a la orilla justo a tiempo para encontrar el chal.
La imagen lo golpeó como una bofetada.
Sus piernas cedieron y cayó al suelo, el cuerpo temblando de dolor y miedo.
Entonces, el chirrido de unas llantas cortó el silencio.
Varios autos negros frenaron bruscamente cerca.
Un grupo de hombres vestidos de negro se bajó de inmediato y corrió hacia Michael.
—¿Michael, qué pasó? —preguntó Wyatt, sorprendido al verlo tirado en el suelo.
Michael señaló hacia el mar, con la voz quebrada.
—Rápido… sálvenlas.
Los ojos de Wyatt siguieron la dirección de su dedo y se clavaron en Bianca, que luchaba contra las olas. Su corazón se aceleró.
Más temprano, Dave lo había llamado, sospechando que Sophia podría estar en esta zona. Le había ordenado ir con un equipo a buscar.
Pero no esperaba que Bianca y Michael llegaran antes.
Como líder de los guardias secretos, Wyatt sabía lo importante que era Bianca para Dave.
Al verla en peligro, no dudó.
Se quitó la chaqueta, dio instruccion