Bianca respiró hondo y colocó sus manos sobre los hombros de Elaine.
—Hoy tengo algo muy importante que hacer —dijo con suavidad—. No puedo llevarte ahora, pero te prometo que pronto lo compensaré, ¿sí?
Elaine hizo un puchero.
—Eres igual que mamá. Ella siempre dice eso. Hace mucho que no juega conmigo.
—Yo puedo llevarte —intervino Michael desde detrás de Bianca—. Si no te molesta, puedo llevarte al parque de diversiones.
Elaine alzó la vista, notando por fin al hombre alto que estaba detrás de Bianca.
Sus manitas temblaron con nerviosismo. Corrió de inmediato a los brazos de Bianca, asomándose con cautela. Sus ojos grandes y redondos estudiaban a Michael con curiosidad.
—¿Quién es él? —preguntó con voz bajita—. La última vez era otro hombre. ¿Por qué ya no está contigo?
El pecho de Bianca se apretó. Una oleada de tristeza la invadió al recordar aquel día en que ella y Dave habían llevado a Elaine al parque de diversiones. Habían sido tan felices.
—Es amigo de tu mamá y mío