Punto de vista desconocido
"Es tan fácil, pero en cambio sueles fallarme." Las palabras eran un susurro bajo y venenoso, apenas audible por encima del goteo de agua de una tubería oxidada en la esquina. El aire húmedo y frío de la sala de tormentos se me pegaba a la piel.
"Lo siento, jefe." Su voz era entrecortada. Inclinó la cabeza; la tenue y única bombilla proyectaba profundas sombras que le ahuecaban los ojos.
Como si todo lo que hizo no fuera suficiente, aun así le dio a Adrian mi información.
Me sorprendió lo tonto que era. ¿Vender la información de su jefe? "¡Perra!" La palabra rompió el silencio un segundo antes de que mi puño lo hiciera, asestando un puñetazo asqueroso y sólido en lo más profundo de su estómago.
"¡Ajá!" El aire salió de su boca en un gruñido de dolor, y se desplomó contra las cuerdas que lo ataban a la silla, con un hilo de saliva colgando de su labio.
“¿Tuviste la oportunidad de escapar, pero te hiciste la tonta de pensar esto último y revelar mi informació