Punto de vista de Adrian
Sentí una inquietud que no lograba identificar mientras revisaba el trabajo enviado desde mi oficina. Nuestros envíos habían partido hacia el siguiente, y dentro había una trampa que yo había preparado; aunque, aun así, no era la principal.
Nadie más sabía de su existencia. Ni siquiera mis hombres más cercanos. Todos creían que aún la tenía. Ignoraban su existencia, y yo sabía que caería en la trampa.
Solo tenía que esperar, y con el tiempo, su astucia lo llevaría a cabo. Mientras tanto, esperaba a que me enviara algo. Él creía que mis hombres no habían visto las cámaras, pero sí lo hicieron esa noche.
Sabía con certeza que me había grabado, y esperaba pacientemente recibir otro video y una amenaza, solo que él desconocía el contenido de las cámaras. En el momento en que las activó, me reveló su ubicación.
Llegó una factura y la abrí para leerla. Una leve sonrisa se dibujó en mi rostro al leerla: «Diez millones de dólares», tal como le había ordenado antes de