Punto de vista de Selina
Lo miré fijamente, con la boca abierta por la sorpresa y el miedo. —¿Qué está pasando? —le pregunté, mirándolo desde arriba, ya que estaba por encima de mí. Sus ojos eran oscuros y, por primera vez, vislumbré la oscuridad que sabía que había en él. Y en lugar de alejarme, me atrajo hacia él.
Quise caer sobre él cuando debería haberme alejado, porque quién sabía de lo que era capaz. —Solo le hice una pequeña visita a alguien. —Su voz era vacía, carente de emoción, y me asustó y me intrigó a la vez.
De repente, se inclinó, justo antes de que pudiera decir nada más, y selló mis labios con un beso. Su boca invadió la mía y no había escapatoria. Solo pude rendirme a su dominio.
Me empujó sobre la cama, se unió a mí y se recostó encima. Sin dudarlo, le devolví el beso, mis manos se enredaron en su cabello espeso y lo jalaron. Gimió en mi boca, «Joder», murmuró cuando tiré de ella.
Separó sus labios de los míos, trazando lentamente una línea con ellos por mi cuello.