Me dejé caer contra la pared, sin fuerzas, con un dolor tan fuerte que apenas podía respirar. Las lágrimas me bajaban por las mejillas, sin fuerza.
Entonces recordé lo que Gloria me había dicho en la cubierta del yate: "Dime, ¿quién crees que es más importante para ellos? ¿Tú o yo?"
Ahora lo sabía: La importante era ella. Yo... solo era alguien que no contaba.
Minutos después, un médico llegó con el traumatólogo de guardia.
No hubo discusión sobre quién debía entrar primero.
Nos llevaron a las dos al quirófano, al mismo tiempo.
Camino a la sala, Hugo me tomó la mano.
—Ivana, lo siento. De verdad. No sabíamos que...
Solté su mano con suavidad y aparté la mirada.
Esa bofetada que me dio no se la iba a reclamar.
Considérala mi forma de pagar todo lo que hiciste por mí en estos años.
Cerré los ojos, agotada.
A partir de hoy, cada quien por su lado.
Desperté en una habitación del hospital.
Nelson estaba de pie, al lado de mi cama.
—El doctor dijo que tu brazo se va a salvar. Si lo cuidas bi