Capítulo 3
Después de calmarme un poco, volví a la casa que había preparado con tanto cariño para Nelson y para mí. La decoré yo misma, pensando en cada detalle. Quería que fuera nuestro hogar después de la boda.

Pero, apenas abrí la puerta, me encontré a Gloria en el sofá, tranquila, con un vestido nuevo, comiendo fruta... instalada como en su propia casa.

Mi flor favorita, el jazmín, estaba tirada en el basurero. Y mi taza de cerámica —esa que tanto cuidaba— hecha pedazos, también en la basura. Los cojines, la alfombra... todo lo que alguna vez fue mío, había sido reemplazado por cosas nuevas, al gusto de Gloria.

—¿Ivana? ¡Qué bueno que llegaste! —dijo ella sonriendo, con una expresión que mezclaba burla y satisfacción—. Acabo de salir de una cirugía por una fractura. Nelson me dijo que podía quedarme aquí, que era más cómodo que un hotel. Y ya sabes, soy alérgica al polen... así que tuve que tirar las flores. Ah, y lo de la taza... fue un accidente. Se me cayó tomando agua.

Esa taza tenía un dibujo de un perrito. Fue el primer regalo que Nelson me hizo. Nunca la usaba. Me daba miedo que se rompiera. Y ahora estaba... rota. En mil pedazos.

Gloria notó mi cara y soltó una risa corta, casi burlona:

—¿En serio te vas a poner así por una taza?

Corrí al basurero, desesperada, buscando los trozos. Tal vez todavía podía pegarla, no sé...

En ese momento, Gloria dio unos pasos hacia atrás, fingiendo que perdía el equilibrio.

Y, justo entonces, se abrió la puerta, dando paso a Nelson y mi hermano, Hugo.

—¿Otra vez estás fastidiando a Gloria? —preguntó Hugo, mirándome con enojo—. Fui yo quien le pidió que se quedara. ¿Quién te crees para tratarla así?

Nelson ni siquiera me miró, sino que fue directo a ayudar a Gloria, y, con voz sombría, dijo:

—Ivana, deja de hacer berrinche. Gloria no está bien, y encima la empujas. Vivir juntos es más práctico para poder cuidarla.

A veces no entiendo cómo cambian tanto las personas. Alguna vez me prometieron que este lugar sería como mi hogar.

Cuando Gloria recién se mudó conmigo, me dijo que no tenía dinero para pagar un lugar. Le creí y le abrí la puerta de mi casa sin pensarlo mucho.

Pero ella... me robó. Se llevó mis joyas, mi dinero.

Una noche incluso fingió estar borracha y se le tiró encima a Nelson.

Cuando la enfrenté, le solté una bofetada.

Sin embargo, Nelson... me dijo que estaba exagerando.

Que Gloria solo había tomado de más, que no valía la pena pelear con alguien que estaba borracha. También me dijo que ella era huérfana desde chica, que nunca había tenido a nadie y que, por eso, debía tratarla y cuidarla como a una hermana.

Y ahora, está otra vez aquí. Otra vez intentando quedarse con todo. Con Hugo, con Nelson.... con lo que es mío.

Me quedé callada. No tenía fuerzas.

—Ivana —dijo Hugo, con esa voz dura que nunca me había dirigido—, desde chica te consentí demasiado. Te volviste egoísta. Cruel. ¡Si no la hubieras echado, su salud no estaría así! Yo fui quien le pidió que se quedara —agregó—. Si no te gusta, puedes irte. Esta casa la compré yo.

Nelson, sin siquiera mirarme, solo murmuró:

—Últimamente, estás insoportable. Siempre estás con tus dramas. Quizás, lo mejor sería cancelar la boda.

Ambos... solo tenían ojos para Gloria. Para ellos, yo ya no existía.

Ninguno me escuchó. A nadie le importó lo que yo tenía para decir.

Yo no la había echado. Ni siquiera sabía que estaba enferma.

Pero eso no importó.

Los miré fijamente. A esos dos hombres que, durante años, fueron el centro de mi vida. Y, de repente, sentí que ya no los reconocía.

Antes, tal vez me habría quebrado. Habría llorado, buscado una explicación, intentado justificarme.

Pero esta vez no.

No dije nada, ni siquiera intenté defenderme.

Solo lo entendí todo, en silencio.

«Si ya no me quieren, está bien. Yo me voy.»

No dije una palabra, sino que me limité a darme la vuelta y fui a empacar.

Todo lo que había hecho por aquel hogar estaba arruinado. Y justo cuando pasé por la sala, escuché a Nelson decir, sin emoción:

—Si se rompió, no importa. Después redecoramos todo.

¿Después? No, Nelson. No va a haber un «después». Nunca más.
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP