Tyler sacó su teléfono y se disponía a marcar cuando oyeron un coche acercándose por la entrada.
Lexi corrió hacia la ventana. "¡Han vuelto!".
El alivio golpeó a Tyler con fuerza y rapidez, como un puñetazo en el estómago. Volvió a guardar el teléfono en el bolsillo. Más les vale que esos dos tengan una buena excusa para asustarlos a todos.
El Tweedle número uno siguió a Lexi hasta la ventana y se asomó. "¿Ves? Te dije que estaban bien".
Lexi se giró y le lanzó una mirada. Una que habría asustado a Tyler si él hubiera sido el que la hubiera recibido.
"Tiene mucho descaro para irse", dijo el número dos indignado.
Lexi no dijo ni una palabra, pero él pudo ver cómo se enfurecía. Sus mejillas se estaban poniendo rojas y rojas, y sus puños se abrían y cerraban. Y golpeaba el suelo con el pie. Mala señal. Si esos dos supieran lo que les conviene, se rendirían mientras tuvieran ventaja. Sobre todo con Lexi a tiro de piedra. Sabía por experiencia que solo se podía presionarla hasta cierto p