Le gustaba tener el control. Continuó explorando hacia abajo, justo debajo de su sedosa cintura, provocándolo allí. "Tyler..."
Su respuesta salió entrecortada e irregular. "Sí..."
"Sé que me deseas. ¿Vas a hacerme rogar?"
Podría jurar que lo sintió sonreír.
"Eso no es un problema, ¿verdad?"
Se giró bruscamente y, antes de que ella se diera cuenta, estaba en sus brazos. Cuerpo con cuerpo, alma con alma. Entonces la besó. Y, ay, sí que sabía besar. Tomó el control, la poseyó. Si hubiera querido que ella fuera la agresora en esta situación, ese momento había pasado. ¿Y qué le daba el derecho? ¿Y si ella quería ser quien tomara las riendas para variar?
Sus manos recorrieron su espalda, su trasero, su erección larga y dura entre ellos, tras la resbaladiza seda. La ahuecó por el trasero y apretó tanto que ella se mordió el labio. Fuerte. Él jadeó y se sacudió, y por un segundo ella pensó que había ido demasiado lejos.
"¿Te lastimé?"
Tenía los párpados pesados, los ojos vidriosos y desenfoca