Tyler dejó de hacer lo que estaba haciendo y la miró con los párpados pesados. "¿Quieres que pare?"
Ella lo miró fijamente, respirando con dificultad.
"¿Sí o no?", preguntó él, con ojos oscuros e intensos. Y ella no tenía duda de que si le decía que no, pararía. Sin hacer preguntas.
"No pares."
Una sonrisa hambrienta curvó sus labios y la mano en su muslo comenzó a deslizarse hacia arriba.
En ese momento supo que no había vuelta atrás. El trato estaba hecho. Iba a acostarse con Tyler.
Su aliento era cálido sobre su piel mientras mordisqueaba y besaba su cuerpo. Tocando, saboreando. Sus dedos se deslizaron dentro de la pernera de sus pantalones cortos, rozando sus bragas... En ese momento, todo empezó a volverse confuso. En un momento tenía los pantalones puestos, y al siguiente habían desaparecido misteriosamente. Lo mismo le pasó a sus bragas. Entonces Tyler la tocó. Una presión lenta y constante. Cálida y resbaladiza.
Cerró los ojos y se permitió relajarse y disfrutar. ¿Cómo pudo pe