Sonrió de nuevo. Lo tomó como una buena señal que Lucía estuviera interesada en su vida amorosa. Y era agradable saber que había cierto nivel de implicación emocional, a pesar de su decidida antipatía. "De acuerdo. Si quieres saberlo, nunca fue tan serio entre nosotros, y además ella no quiere tener hijos. La relación no iba a durar mucho".
Cruzó un tobillo sobre el otro y se frotó el pecho con una mano mientras Lucía se giraba para mirarlo. Su mirada seguía cada uno de sus movimientos. Se mordió el labio inferior. Era una locura porque hacía seis años, si él le hubiera pedido matrimonio, habría cambiado de opinión. Habría dicho que sí en un instante, pero ahora, algo no encajaba. Sentía que había algo más que desconocía, y no se trataba solo de que Javier intentara vengarse de Alejandro.
"¿Por qué quieres hijos?", preguntó.
Su incredulidad lo afectó. "Ya tengo más de treinta y seis años. ¿Tan raro es?"
En lugar de sentarse, caminaba de un lado a otro, con su nerviosismo palpable. "Y