CAÍTULO 27. La última vez...
Victoria sacó a Massimo de su sillita y dos minutos caminaba apurada junto con Franco hacia el salón de la casa, donde Amira daba vueltas como una leona enjaulada.
—¿Estás bien? —preguntó Victoria mirándola de arriba abajo a ver si no traía ninguna herida, porque sangre sí llevaba encima y bastante, pero dudaba que fuera suya.
La Ejecutora dejó de caminar y bajó la cabeza tratando de calmarse.
—Sí, Mamma, estoy bien…
—Emilio… ¿está vivo? —la interrogó Franco y Amira levantó una ceja sugerente.
—Hazme una pregunta seria —respondió.
—Lo tomaré como un «no» —murmuró el italiano—. ¿Lograste sacarle algo de información?
Amira se abrazó el cuerpo y asintió.
—Mucho más de la que quiso decirme —contestó—. Y lo primero que tienes que saber que lo que sea que estén buscando los Rossi en el Escudo de Pantellería… debe valer mucho como para que estén dispuestos a sacrificarse por eso.
Franco arrugó el ceño, porque estaba seguro de que debía ser algo importante. Después de todo habían tenido secue