Mia
Nunca imaginé que me encontraría aquí, en medio de este torbellino emocional que Alexander ha desatado en mí. Todo lo que alguna vez pensé que sabía sobre el control, la independencia y el distanciamiento emocional se ha ido al garete. Y lo peor es que no sé si eso es algo bueno o algo aterrador.
El trabajo ha sido una montaña rusa últimamente. Las reuniones interminables, las negociaciones difíciles, y las expectativas siempre sobre mis hombros, parecen estar empeorando cada día. Cada vez que creo que he logrado ponerme en pie, Alexander tiene una forma de empujarme aún más, de exigirme más, de desafiarme de maneras que no siempre puedo prever. Y lo peor de todo es que, en el fondo, creo que me gusta.
Pero eso no es lo que me consume. No, lo que realmente me desestabiliza es la forma en que me hace sentir. La forma en que, incluso cuando intento mantener mi distancia, esa tensión invisible entre nosotros crece más. Como si algo que no puedo controlar se estuviera apoderando de mi