POV LUCIEN IVANOV.

El hielo en mi vaso tintinea, el único sonido frágil en una sala envuelta en una tensión de acero. Me inclino hacia adelante, mis codos apoyados sobre la caoba pulida de la mesa de conferencias, un mueble elegante que había presenciado más tratos de sangre que cualquier campo de batalla.

Observo los rostros alrededor de la mesa. Los hombres que estaban a mis órdenes, hombres que aseguraban que la bandera de la Bratva Ivanov siguiera ondeando sobre Las Vegas. En la mesa se encuentran Lev a mi derecha, mi segundo al mando, la mente lógica detrás de la fachada; y a mi izquierda, Filip, mi tío, mi consigliere, un hombre que se mueve con la experiencia y la cautela de quien ha caminado con mi padre, Igor Ivanov, en los días fundacionales.

Frente a mí, mis capos: Kostya, el hombre de los clubes y las propiedades; Sergei, la cabeza de los ejecutores y soldados; Viktor, mi contacto silencioso en el City Council; Vadim, el cerebro detrás de nuestras empresas legales y filant