73. UN SUEÑO MUY REAL... QUIERO QUE SEA REAL
Todo se siente tan real que me estremece. Casi nunca soy consciente de estar soñando, pero este sueño es tan inverosímil que la conclusión se impone por sí sola. No comprendo qué imagen de él habita en mi mente, pero al parecer, le he atribuido habilidades sobrehumanas.
Está frente a mí. Sus manos envuelven las mías, firmes y decididas, obligándome a sostener su mirada. Un gesto innecesario. No podría apartarme de esos ojos, y menos ahora que sé que esto no es más que un sueño. Si estuviera despierta, no sería correcto permitirme el descaro de examinarlo con tanta devoción, de perderme en sus facciones con una intensidad que traiciona todo pudor.
Sus ojos resplandecen con un matiz dorado, vibrante y salvaje, pero en lo profundo descubro la misma ternura que he aprendido a reconocer en él. Si tan solo esos ojos no hubieran mirado primero a Marta, todo sería más fácil. Pero una parte de mí aún se siente eclipsada por ella. No poseo su belleza ni su desenvoltura, menos aún su facilidad p