Capítulo 34. Odisea para Jenny
El Narrador:
Unas horas antes, al salir Brutus de la Clínica…
—¡Arranca rápido! —gritó Brutus con una voz arisca— no debemos permitir que nos agarren con ella desmayada. Es la mujer de un magnate y nos buscará hasta debajo de las piedras si se entera de que fuimos nosotros.
—¡Brutus! ¿No es ella la hija del patrón? —interrogó uno de sus asistentes.
—¡Sí! Pero sortaria, consiguió un marido rico ¡Ja, ja, ja! —se carcajeó este, que casi nunca reía.
»¡Así, que vuela! Si nos agarran, no nos salva nadie ¡Rápido al muelle! Debemos salir de una vez de Ciudad Frontera —ordenó Brutus.
Ellos, recorrieron las calles a gran velocidad, hasta llegar al muelle, en donde dejaron la camioneta abandonada. Brutus se echó en el hombro a Jenny y subió con ella a la lancha. Luego, llevó a esta, a su camarote mientras se alejaban del puerto...
Brutus, no quiso arriesgarse, por eso no iba a hacer el trasbordo en los cayucos, sino que salió en viaje directo en la lancha, hacia el lugar donde tiene escondido a