—Camila, ¿Cómo llegaste? —preguntó Grecia al ver a su mejor amiga en la sala de su casa.
—Preguntando cómo se llega a Roma, querida —sonrió acercándose a ella y saludándola con un beso en ambas mejillas. —Te he echado tanto de menos, sobre todo a Guillermo, ¿Mi pequeño se ha portado bien? —preguntó mientras lo buscaba con la mirada.
—Sí, es una pena que no puedas verlo, salió con Diego —mintió y no sabía qué fue lo que le llevó a decir aquellas palabras, pero ya las había dicho y esperaba de todo corazón que Guillermo no despertara en ese momento y la llamara.
—¿De verdad? —preguntó sentándose en el sillón.
—Sí, salió hace unos momentos, debiste llamar, debiste…
—No, no sé lo que Diego tiene en mi c