A sus 32 años Sebastián es un importante CEO en México, vive perdidamente enamorado de su novia Eva quien es veterinaria a la que le pide que se casen. El día de la boda Sebastián no llega por un accidente automovilístico. Sebastian despierta en el hospital ¿No mori? Es lo único que se pregunta. Al verse en el espejo se da cuenta que está en el cuerpo de un joven. Fabián un chico de 20 años tiene un accidente al mismo tiempo que Sebastián en su moto, es un chico desubicado con muchos problemas. Él trata de acercarse a Eva en este nuevo cuerpo. ¿Podrá Sebastián regresar y conocer la verdad detrás de su accidente?
Ler maisCiudad de Monterrey al norte de México…
En un restaurante cerca de una de las plazas más conocidas de la ciudad, Eva una mujer de 28 años, tez clara y ojos cafés, su cabello era largo y castaño, disfrutaba de su comida junto a su mejor amiga Julia una chica de su misma edad, aperlada de cabello negro y ojos cafés.
“Deberíamos ir a París por unos días, estoy tan cansada del trabajo”. Julia refunfuñaba en su asiento.
Eva sonrió. “Hace solo tres meses fuiste a España”.
Julia indignada y poniendo su mano en el pecho le dijo con tono de sufrimiento. “Eso fue por trabajo, el tirano de Mario solo me dejo descansar un día”.
Eva reía. “¿Tirano?”.
Julia asintió. “A ti te trata como princesa porque eres novia de su mejor amigo, pero a nosotras simples trabajadoras es un opresor de jóvenes bellas y educadas”.
Sonó el teléfono de Julia. “Sí claro, estaré ahí”.
Colgó. “Eva tengo que irme, papá quiere hablar un asunto conmigo”.
Eva quiso irse con ella, pero Julia negó. “Quédate y termina tu comida, te llamaré luego”.
Salió del restaurante, Eva la miraba alejarse. Ahora su teléfono sonó. “Hola”.
“Eva”. Ella sonrió al escuchar la voz del hombre que tanto amaba. “Hola Sebastián ¿Terminaste tu trabajo?”.
El hombre sonreía mirándola por la ventana del restaurante. “No, todavía tengo algo muy importante que hacer”.
Eva observó su reloj y recogió sus cosas para salir del restaurante mientras charlaba con su novio por teléfono.
Al salir del restaurante noto que en el parque de enfrente había un festejo, los árboles de la plaza tenía listones blancos, rojos y rosas, había globos en los mismos colores y listones que formaban un camino.
Sebastián sonrió caminando hacia ella. “Hola Eva”.
Ella al mirarlo le sonrió feliz acercándose, le encantaba observar sus ojos tan expresivos. Sebastián era un hombre alto, guapo y muy simpático, su tez clara y cabello negro eran resaltados por sus hermosos ojos azules claros, tenían unas tonalidades grises extrañas, que hacían que su mirada fuera limpia y seductora. “¿Por qué estás aquí?”.
Él tomó su mano. “Vamos, caminemos por la plaza, al parecer habrá algo especial hoy”.
Ellos caminaron por el sendero que dejaba los listones, la gente estaba fascinada con la gran decoración, se tomaban fotografías, Eva observaba a la gente. “¿Qué crees que pase?”.
Sebastián negó levantando sus hombros. “Algún evento importante”.
Llegaron a una gran fuente en el centro de la plaza, también tenía algunas decoraciones con globos, Eva miraba alrededor.
Llegaron cerca de la fuente y Sebastián se quedó frente a ella. “Eva…”
Ella lo miró extrañada.
“Hoy es un día especial para nosotros…”
Ella sonrió recordando la fecha, era cuando ellos se conocieron en un viaje con amigos. “Si lo recuerdo, fueron días increíbles”.
Sebastián sonrió. “Hemos pasado por tanto juntos…” Tomó su barbilla acariciando su mentón. “Hoy quiero pedirte algo…”
Ella lo observó detenidamente a los ojos.
Se escuchó el sonido de un mariachi que caminaba hasta ellos desde lejos, algunos bailarines en pareja con trajes típicos daban sus mejores pasos al ritmo de la música, la gente empezaba a juntarse a su alrededor observando el evento.
Eva expectante preguntó. “¿Qué pasa Sebastián?”.
Él sonrió y se acercó a ella quedando a unos centímetros de su rostro. Esperó a que la música regional terminara y fue cuando empezó a escucharse la canción. -Mi mayor anhelo- cantada por el mariachi.
Sebastián empezó a cantar junto con el mariachi, Eva sonreía escuchándolo.
Mira, como este loco
Por ti se está muriendo
Mi corazón ya no aguanta más
Y hoy quiere decírtelo…
Cómo es que te quiere
Es tan grande el amor que te tiene
Se quiere entregar en cuerpo, amor y alma
Para conocer a quien tanto te ama…
Quiero ser el amor
De tu alma, el calor
De tu cama y sentir
Tus caricias…
Ellos bailaban lento al ritmo de la música mientras Sebastián le cantaba a Eva, ella abrazada a su cuello mirándolo lo escuchaba feliz…
Ser de ti para amarte
Hasta la eternidad quererte
Y hacerte mucho muy feliz, es mi mayor anhelo
Por siempre…
Quiero ser el amor…
Al terminar la canción la observó sonriendo. “¿Quiero hacerte una pregunta?”.
Ella se mordió el labio.
Sebastián frunció el ceño. “Te he dicho que no hagas eso… te lastimaras”. El rozó sus labios con su dedo pulgar, siempre que ella se mordía el labio Sebastián la reprendía.
Ella asintió y cuestionó coqueta. “¿Qué quiere preguntarme señor Tejada?”.
Sebastián se incoó frente a ella y sacó una pequeña caja azul, al abrirla encontró un hermoso anillo de compromiso con un gran zafiro.
Ella se cubrió la boca asombrada. “¡Sebastián es hermoso!”.
Él tomó su mano colocando el anillo. “No más hermoso que tú”.
El se aclaro la garganta. "Eva... Te aviso que nos casaremos en dos meses".
Ella sonrió y quitó su mano juguetonamente. “Aún no he dicho que si…”
Sebastián la miró en silencio y después le dijo. “No te daré oportunidad de negarte”. Se acercó y la besó, la gente alrededor aplaudió y los globos que estaban a los alrededores fueron desatados, dándoselos a la gente alrededor.
Algunos fueron lanzados al aire, todo era algarabía en el parque, le aplaudían a la pareja y les deseaban lo mejor.
Ella sonrió amablemente, agradecieron al mariachi y se despidieron de la gente, juntos fueron a comer, después se fueron al departamento de Sebastián.
Al entrar Sebastián la beso apasionadamente, mientras la desnudaba, Eva disfrutaba de sus caricias y ayudaba a quitarse la camisa.
Llegaron a la habitación, Eva se recostó y Sebastián subió encima de ella, recorriendo con besos su piel desnuda. Llegó a sus labios y antes de besarla susurro. “Te amo Eva… siempre”.
Ella sonrió tocando sus cejas pobladas. “Y yo te amo a ti Sebastián siempre”.
Sebastián la beso en el lóbulo de su oreja, a ella le encantaba, bajo poco a poco por su cuello, ella estaba lista para él, la allanó despacio y al poco tiempo fue más rápido sin dejar de besar su cuerpo, los sonidos en la habitación se hacían más fuertes y juntos llegaron al cielo…
Por la noche Eva ayudó a Sebastián a acostarse, el pequeño ya dormía en su cuna. Eva se dio un baño rápido y se recostó a un lado de Sebastián, él al sentirla cerca se enterró en su cuello besándola. Eva disfruto de las caricias, Sebastián la estiro de la cintura poniéndola encima de él. Siguió besándola sin control mientras Eva se movía, su condición no impedía que tuvieran sexo. Ella vio estrellas llegando al punto más alto, Eva agitada respiró y ayudó a Sebastián a que terminara, tratando de no hacer mucho ruido, el pequeño estaba con ellos en la habitación, se recostó en su pecho calmando su corazón. Sebastián también agitado la beso en la cabeza y sonrió. “Te amo Eva, siempre”. Eva sonrió. “Y yo te amo a ti Sebastián… siempre”. Sebastián le dijo riendo. “Creo que deberíamos darle una habitación a Bastián, ya está grande”. Eva se carcajeó. “Solo quieres deshacerte de mi hijo para el sexo”. Sebastián negó. “No solo… quiero que duerma bien y a gusto en su propia habitación”.
Armando citó a Eva unos días después en un café. Ella accedió solo para dejar las cosas claras de una buena vez. Ella entró, al ver a Armando se acercó sentándose. Eva le dijo. Armando, yo quiero…” Armando la interrumpió. “Se lo de Sebastián”. Eva lo miró en silencio. Él sonrió. “No te preocupes, sé cuando pierdo, no me interpondré, él es padre de tu hijo, ustedes son una familia, solo quería verte para despedirme”. Eva estaba más tranquila. “Nadie sabe que él está vivó, por favor…” Armando entendió. “No hay problema, aparte de despedirme quiero advertirte…” Él la miró. “El esposo de tu madre está en la ruina, es por eso que está desesperada buscándote un buen partido, debes tener cuidado con ella, hará cualquier cosa por volver a tener dinero”. Eva asintió. “Gracias”. Armando le dijo. “También conocí a Mario en el extranjero por casualidad, quiso hacer negocios sucios en la empresa donde trabajaba, pero lo encontraron a tiempo. Eva le dijo. “Está en la cárcel. Si es por e
Edwin se burlaba de ellas por estar de chismosas, el revisaba su teléfono cuando escucho la puerta de la oficina de Eva, ella salió junto con una chica de cabello rojo, tenía pecas en la cara y ojos verdes.Edwin se quedó pasmado mirándola como tonto. Era hermosa.Eva lo llamó varias veces y subió el tono de voz moviendo la mano en su rostro para que reaccionara. “¡Edwin!”.El apenado volvió en sí rascándose la nariz. “Hola”.Eva sonrió al notar el nerviosismo del hombre y le presentó a la chica. “Ella es Regina, será mi nueva doctora aquí en la veterinaria”.Edwin le estrechó la mano a la chica presentándose más tranquilo. “Soy Edwin, trabajo para el tío de la señorita Eva, si necesitas algo no dudes en pedírmelo”.La chica sonrió mirando al hombre. “Hola, un gusto”. A ella le parecía muy guapo y simpático.Eva sonrió al ver a los dos, presentó a Regina formalmente con las empleadas y después de hablar un poco se retiraron a sus actividades.Eva y Regina, conversaron un rato más con
Todos se despidieron, Julia prometió llegar temprano por la mañana con un cambio de ropa para Eva.Charlie y Julia llevaron a Belinda a su departamento junto con el bebe. Ella llevó a Sebastián a la segunda planta donde estaba su habitación, la casa tenía un elevador, el señor Mauro esperaba que Sebastián lo utilizara, pero nunca salía de su habitación hasta hoy.Eva lo ayudó a acostarse en la cama con ayuda del enfermero, el amigo de Eva llegó y lo examinó, era especialista muy renombrado, le dio las indicaciones necesarias y le receto los medicamentos correctos, El enfermero se despidió dejándolos solos, Eva ya le aviso que ella se quedaría esta noche a cuidarlo, pero se quedaría en la casa por alguna emergencia. Después de arroparlo, ella acomodo unas mantas en el sillón grande de la habitación.Sebastián la miró, ella sintió la mirada, acomodaba su almohada. “¿Qué?”.Sebastián palmeo el pequeño espacio que quedaba en la cama, ella sonrió caminando hacia él, se recostó en su pech
Ella observó la perilla de la puerta por algunos minutos, adentro se escuchaba música a muy bajo volumen, ella tocó la puerta y se escuchó una voz grave decir. “Adelante”. Eva giró la perilla despacio y abrió muy lentamente, frente a ella había una gran ventana con cortinas blancas largas, por ahí entraba la luz del día, una pequeña mesa llena de libros y un hombre en una silla de ruedas, él leía un libro tranquilamente, con ayuda de la luz de la ventana. Él levantó la vista y miró a la mujer en la puerta. Ella llevaba unos jeans azules, blusa blanca y su cabello recogido en un moño, su maquillaje estaba descuidado y su mirada llena de asombro. El pronuncio. “Eva”. Ella caminó en silencio hasta él, al llegar y quedar frente a frente se agachó a la altura de Sebastián observó su rostro,sus ojos, estaba muy delgado, podías ver los huesos de sus mejillas, su barba era insípida y el cabello algo largo, Sebastián estaba en silencio, hacía mucho tiempo que no la veía. Eva toco su rost
Al salir se despidió de el señor Mauro, se fue con Charlie, todo el camino fue en silencio, Fabian se sentía culpable de todo lo que le pasaba a Sebastián. Charlie llegó hasta la casa. “Te veo mañana en la oficina". Fabian asintió bajando, entró saludó a su abuela y cenaron juntos por la noche, no podía dormir, pensaba cómo ayudar a Sebastián y la única solución era que Eva se enterara. Por la mañana se levantó temprano, desayuno y salió de la casa, en el camino se detuvo cerca de la veterinaria, marcó el número de Charlie. “Hola”. Charlie apenas se levantaba, trataba de no hacer ruido, Julia estaba dormida a su lado. Subió las escaleras somnoliento, Su hermana ya se había ido a trabajar. Fabian estaba frente a la veterinaria montado en su moto. “Se lo diré a Eva”. Charlie reaccionó despertando rápidamente. “¿Qué? No, espera, hablémoslo”. Fabian negó. “No. Se lo diré ahora mismo”. Fabian colgó el teléfono y estaciono la moto. Charlie regresó a la habitación buscando su ropa.
Último capítulo